Echa en el bol de la amasadora la harina, la mantequilla, la sal y el azúcar glas. Con la pala ve mezclando a velocidad 1, hasta que se integren todos los ingredientes (unos 4 minutos).
Añade el huevo y mezcla a velocidad 2 hasta que la masa se despegue de las paredes (aproximadamente 2 minutos).
Haz una bola con la masa, envuélvela en papel film y llévala a la nevera durante media hora.
Corta las brevas en mitades y reserva.
Haz el caramelo. Para ello pon un cazo o sartén al fuego con el azúcar y el agua.
Cuando empiece a dorarse, añade la mantequilla y remueve.
Cubre la base de un molde desmontable de unos 20 cm con el caramelo. El mío era un poco más grande, pero queda mejor de un tamaño más pequeño.
Coloca las mitades de brevas por encima, con la piel hacia arriba.
Precalienta el horno a 200º, calor arriba y abajo.
Estira la masa con un rodillo hasta que quede fina y córtala del diámetro del molde. Guarda la masa sobrante; puedes hacer galletas.
Cubre las brevas con la masa, remetiendo los bordes.
Hornea unos 20/25 minutos, hasta que la veas dorada.
Desmolda dándole la vuelta inmediatamente, con cuidado de no quemarte. Al contrario que otras tartas, no la dejamos enfriar porque se endurecería el caramelo y no podríamos desmoldarla.